La envidia es como un virus que ataca a las personas, silencioso en un inicio, luego se ve el efecto en las relaciones, falta de cohesión en los equipos y menor rendimiento de la organización

Aunque, la envidia es un sentimiento natural y automático, la reflexión sobre los momentos que se es presa de ella y la incorporación de nuevos hábitos, puede convertirla en fuente de mejora de tu rendimiento como el de tu equipo.

“¿Quién no ha sentido envidia alguna vez Paula? Me dijo el gerente de una empresa de tecnología. Me habían contratado para realizar un proceso de coaching a su equipo. “Pensé que podía controlarlo” prosiguió, “pero está afectando la productividad, la confianza y buenas relaciones entre el equipo”. 

Ratifiqué en silencio con un movimiento de cabeza y le dije “no sólo le pasa a los mortales también a nuestros héroes”, ambos habíamos leído el libro “Volar sin red” y compartíamos admiración por el escritor. Tomé un artículo que tenía en mi celular y le leí lo que el autor, un docente destacadísimo de la Escuela de Negocios de Harvard había padecido por meses al tomar el cargo”.

Thomas J. Delong, para llegar a su escritorio en Morgan Hall, tenía que pasar todos los días, por la oficina de un colega que había escrito 12 libros. “No podía evitar sentir que estaba detrás de él. Un día decidí tomar el pasillo opuesto para llegar y la situación se puso peor, por la otra entrada me encontré con el despacho de un investigador que había recibido un premio Nobel. Y yo sólo había escrito dos libros y era un simple profesor de Harvard”

Delong no sólo se sentía disminuido, sino empezó a evitar a sus colegas, que además eran amables con él, ni siquiera “podía odiarlos por su comportamiento”, continúo. Un día decidió, poner punto final a este asunto, realizó un plan y se puso a trabajar en medir sus logros por su propios exitos y olvidandose del de los demás. Así salió de la trampa del comportamiento comparativo.

Graficó sus progresos hacia la posición ideal que tuvo antes de enfrentar a los destacados docentes en los pasillos. Pensó ¿Estoy adquiriendo las experiencias y conocimientos para conseguir sus logros?. Llevó un registro diario de satisfacción y de los significativo que era su trabajo, para eso creó una escala númerica. Por último media periódicamente el nivel de aprendizaje que adquiría. “¿Estoy consiguiendo las habilidades y conocimientos para conseguir cumplir mis metas?”

Thomas logró sentir que la comparación con otros, sólo tenía que ser una fuente de inspiración y que los factores externos no podían ser las únicas métricas para su éxito.

Ese artículo terminó de convercer a mi cliente que no podía ser un pasivo observador frente al virus de la envidia.  Hicimos un levantamiento sobre alguna de sus prácticas, implementamos algunos cambios y al cabo de un tiempo, todo había mejorado. 

Primer paso es la transformación

Es díficil reconocer a la envidia como un sentimiento presente, ya que no es bien vista. ¿A quién le puedes confiar hoy tu envidia sin que te juzge? Probablemente a muy pocas personas, si es que a ninguna. 

Entonces se calla, creciendo dentro de las personas,  produciendo distintos sentimienos como inseguridad, desconcento, sufrimiento, incomodidad, falta de autoestima e incluso alejarse de personas que están en el equipo, colegas o  amigos, porque te sientes amenazad@ (Menon & Thompson, 2020)

La envidia puede ser una mala consejera, que habla al oido para cambiar planes y así poder conseguir lo mismo que otra persona, perdiendo el rumbo. Si se resiste sentirla sin un plan, sólo se le da más fuerza para crecer.

Entonces,  la propuesta que he trabajado que varios clientes es hacerla una fuente de información, ya que entrega datos sobre lo que se valora o es importante. Para ello,el primer paso, es identificar con preguntas poderosas ¿qué circunstancia o cualidades desencadan la envidia? Por ejemplo,  se envidia a las personas que reciben elogios, que viajan, que son ascendidas.

  • ¿Cómo puedes viajar?
  • ¿Qué necesitas aprender para recibir elogios? 
  • ¿A qué crees que se debe la necesidad de aprobación? 
  • ¿Tienes las habilidades necesarias para un nuevo puesto en tu organización? 
  • ¿Qué fortalezas y éxitos te pueden servir cómo apoyo para conseguir logros? 
  • ¿Cuántas horas el día estas dispuest@ a invertir en conseguirlo?

Mira tu yo del pasado

Cuando tienes una mente hipercrítica, puede ser díficil medir tus avances, entonces te invito a mirarte hace 6 meses atrás, un año. ¿Has avanzado como esperabas? ¿Hiciste un plan de acción para cumplir tus metas? ¿Fuiste chequeándolo constantemente y reajustandolo?

A veces se quiere logros, pero sin tener claro cuáles son los pasos necesarios para ello. Quizás el no tener este punto claro, es la fuente de todo el problema.

Si te miras y has avanzado ¡felicitate! , ahora piensa si vas en el camino indicado. 

Si crees que has retrocedido, preguntate ¿Qué depende de mi de lo sucedido? ¿Cómo lo puedo  hacer mejor la próxima vez? Cuando te enfocas en ti la sombra del éxito de los otros empieza a desaparecer como un espejismo en el desierto.

Cuando la envidia crece en el equipo

La economía golpeda, la incertidumbre del presente, la ansiedad por la propia actuación coloca una lupa sobre las inseguridades y una tormenta perfecta para producir envidia entre  colaboradores de un equipo.

Cómo líder debes estar atent@ como la envidia puede generar conflictos en tu equipo. Para disminuir el efecto negativo sobre la organización implementa los reconocimientos y recompensas con ténicas para manejarlo y no lo dejes al azar.

Estrategias para equipos

Cuando compartes no sólo el poder, sino la responsabilidad y la gloria con los colaboradores, generarás futuros líderes motivados y aliados. 

Cuando hay altos niveles de estrés en los equipos, aumenta la sensación de escasez y competencia por los recursos. Cuando compartes medios con tus colaboradores o incluso con otros equipos estás evitando quedar aislados y estás sembrando la semilla de “reciprocidad y futura colaboración”. 

La envidia va perdiendo fuerza para fortalecer el “nosotros”, se empieza a evidenciar el poder de cada individuo, pieza clave para lograr los metas en los equipos.

Evita las comparaciones entre las personas sobre todo cuando las métricas no son comparables para evaluar resultados. La alabanza pública sobre el liderazgo de una persona sobre otras, puede parecer que se pasa en alto la función de la colaboración. No se necesitan sólo lideres, sino colaboradores que empujen al equipo. ¿Qué prácticas fomentas de colaboración dentro del equipo y entre equipos?

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Gracias

Paula